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La filosofía en la edad moderna: el positivismo.

La filosofía en la edad moderna: el positivismo.

J. S. Mill.

 

1. Caracteres generales del positivismo.

 

Ya entrado el siglo XIX, aparece el positivismo. El positivismo viene condicionado por presupuestos filosóficos de muy variada índole. En líneas generales, puede decirse que el positivismo viene determinado por el empirismo y condicionado negativamente por el espiritualismo francés y por el idealismo alemán.

 

Comienza el positivismo por no admitir otro saber que el llamado saber positivo, que tiene su punto de partida y su acabamiento en la experiencia sensible. Si Kant había señalado la experiencia como condición imprescindible para el conocimiento de los objetos metafísicos, el positivismo viene a agregar que lo incognoscible no es, con lo que pretende suprimir la metafísica del conjunto sistemático del saber humano. Bien es verdad que, mientras pretende borrar la metafísica del cuadro general de las ciencias, apoyados en el positivismo, construyen estos filósofos la metafísica del positivismo. Es difícil determinar los caracteres generales del positivismo, pues se advierte en él varias formas, según los países en los que se desarrolla. Puede decirse, sin embargo, que entre sus más acusadas características se encuentran:

 

A. La seguridad la validez absoluta de la ciencia;

B. La admisión de leyes naturales absolutamente constantes y necesarias;

C. La uniformidad de las estructuras de la realidad;

D. La continuidad en el tránsito de una ciencia a otra;

E. La tendencia a la matematización y el mecanicismo.

 

2. S. Mill (el positivismo inglés).

 

El positivismo inglés presenta caracteres peculiares que le diferencia notablemente del positivismo de Comte. Sus caracteres fundamentales son: la conexión con el empirismo tradicional inglés; el predominio de los problemas éticos, que lo harán desembarcar en el utilitarismo, y, finalmente, en el pragmatismo; el interés por las cuestiones lógicas; su derivación hacia las teorías evolucionistas.

 

Uno de sus representantes más importantes será por tanto S. Mill.

Juan S. Mill (1806-1873) es un típico representante de la filosofía inglesa. Su obra capital lleva por título "Sistema de lógica deductiva e inductiva”. S. Mill elabora, en conexión con toda la historia de la filosofía inglesa, el empirismo asociacionista.

 

Queriendo continuar el idealismo psicológico de Berkeley, termina por interpretar la cosa en sí kantiana como posibilidad permanente de sensaciones. La realidad externa no es otra cosa que posibilidad permanente de sensaciones externas; la realidad del yo, una posibilidad permanente de sentimientos.

 

Continuando en la dimensión del utilitarismo y utilizando la psicología de la asociación transformada en ciencia positiva y calcada sobre el modelo de la química, establece que el fin de nuestras acciones es el placer, identificando lo bueno con la utilidad. La ética utilitaria no es, sin embargo, egoísta; tiene un marcado carácter social y altruista:

...su principio es la mayor felicidad del mayor número posible.

 

Fiel al empirismo, rechaza la teoría las ideas innatas. Todos los conocimientos humanos proceden de la experiencia. No tenemos ni un concepto a priori. El la misma línea de Bacon, termina por desterrar el método deductivo, para establecer, como único método de investigación científica, la inducción. El silogismo de la lógica aristotélica, expresión del método deductivo, no tiene validez. Con la inducción científica llegamos al descubrimiento de nuevas verdades. Sistematiza S. Mill los métodos experimentales investigación y los reduce a cuatro: método de concordancia, método de diferencia, método de variaciones concomitante y método de residuos.

 

 

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1 comentario

98 -

No hay que olvidar esto tan interesante: ...su principio es la mayor felicidad del mayor número posible.