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La filosofía en la edad moderna: el renacimiento.

Nicolás Maquiavelo.

 

1. El Renacimiento europeo.

 

Con el renacimiento europeo llego el estudio del pensamiento platónico y aristotélico, teniendo fuertes repercusiones en el campo de las concepciones políticas. La República platónica sirvió de modelo a diversas utopías del renacimiento. Entre los teóricos de la política destacan, Nicolás Maquivelo (1469-1527) (denominado por algunos estudiosos como oportunista) y los doctrinarios y utopistas Tomás Moro (1480-1535) y Tomás Campanella (1568-1639).

 

 

2. Introducción Renacimiento político.

 

Con el Renacimiento, aparece en la realidad política del mundo, una nueva magnitud política: el Estado nacional que lucha por su autoridad, por su liberación de los lazos supranacionales del sistema medieval, por su unificación y organización unitaria.

A principios del siglo XVI, casi toda Europa occidental ofrece una estructuración basada en monarquías absolutas (con su poder absoluto: soberanía).

 

La aparición del Estado moderno, hubiera sido imposible sin un apuntalamiento ideológico. Así, se señalan como los tres grandes jalones del absolutismo monárquico a: Maquiavelo, con su separación de la política de la moral; Bodin, con su teoría de la soberanía; y Hobbes, con su concepto de soberanía absoluta, sin límites.

"El Príncipe" fue considerado texto fundador de la Ciencia Política.

El poder ha seducido a los hombres desde los tiempos más remotos.

 

Maquiavelo se valió de sus propias experiencias, lo que se ve reflejado en la mayoría de sus obras. Nadie en muchos siglos se había aproximado a desvelar la naturaleza del poder en forma tan realista y desnuda como Nicolás Maquiavelo.

La idea que suele haber de Maquiavelo y su libro más clásico, es la del cinismo como actitud indispensable en las tares del gobierno. La suposición de que el fin justifica los medios, ha sido tenida como paradigmática, aunque él no dijo eso.

 

Nunca debemos perder de vista la época en que le tocó vivir, para entender su posición, sobre cómo conquistar y sostener el poder político de manera segura.

Fue escrita entre julio y diciembre de 1513, en la villa llamada L¨Albergaccio, de Sant` Andrea in Perrcussina, cerca de San Casciano, donde Maquiavelo, caído en completa desgracia con los Médicis, se había retirado.

 

 

3. Vida y Obras.

 

Nicolás Maquiavelo -Niccolo Macchiavelli- nació en Florencia el 3 de mayo de 1469.

Era hijo de Bernardo dei Niccolo Macchiavelli, jurisconsulto, y de Bartolommea dei Nelli, una dama muy bella e instruida.

 

Fue escritor, jurista, diplomático y político. Consagró su vida a la teoría y praxis política, la que dedujo de su observación y su experiencia directa de la confusión política. Su prestigio comenzó pronto, y a los veinticinco años se le nombró secretario del gobierno Dei Dieci.

 

En el año 1513 es alejado del poder y comienza una época de persecución contra él. Los Médicis lo encarcelaron y fue sometido al tormento, acusándosele de conspirador.

La obra fundamental del célebre filósofo florentino, la que ha perdurado a través del tiempo, dando siempre lugar a las más encontradas opiniones, es "El Príncipe", libro que encierra, cuanto de filosofía práctica y reglas de gobierno podría apetecer cualquier jefe de Estado de cualquier tiempo, dispuesto a no reparar en medio para alcanzar sus fines. Su índole moral es fundamentalmente recusable.

 

"El Príncipe" ha tenido apologistas entusiastas, como Gentile, Alfieri, Wicouefort, Gobineau y Nietzsche; y detractores implacables, a cuyo frente se hallan, en diferentes épocas, hombres como Saavedra, Fajardo, Voltaire, Federico de Prusia, Macaulay, Castelar, Tolstoi, etcétera.

"El Príncipe" está considerado, con justicia, como una manifestación típica del espíritu del Renacimiento y una de las obras maestras de la literatura universal.

Murió el 22 de Junio de 1527, a la edad de 58 años, en Florencia.

 

 

4. Caracteres.

 

Tener de amigo a Dios es un privilegio, decía el florentino, que no puede tomarse a la ligera. En ningún lugar, nuestro autor, examina por extenso su concepción de Dios. Pero diseminadas en sus escritos, hay muchas referencias a Dios. Reunidas, forman un retrato inconfundible. El Dios de Nicolás es el Creador, la Divinidad Principal, un juez, justo y clemente, que premia y castiga; aterrador, una fuerza trascendente, separada del mundo pero actuante en él.

 

"...y el hombre ha sido creado sólo para bien y honor de Dios, quien le dio el habla para que pudiera alabarlo; le dio un rostro no inclinado hacia la tierra, como los animales, sino orientado hacia el cielo para que pudiera contemplarlo continuamente; le dio las manos para que pudiera construir templos, hacer sacrificios en su honor; le dio la razón y el intelecto para que pudiera especular y conocer la grandeza de Dios... Pensad por tanto cómo todas las cosas hechas y creadas, son hechas y creadas en beneficio del hombre..."

 

 

5. “El príncipe”.

 

Por su actividad cultural y comercial, Florencia logró un lugar excepcional durante los siglos XV y XVI.

 

Maquiavelo estuvo ligado desde muy joven a la administración política de esa ciudad y participó como arquitecto de la política exterior de la república.

El vínculo más decisivo de Maquiavelo con su lugar de origen fue su indeclinable y permanente decisión de defender la libertad de la república.

 

El Príncipe es una obra, que a mí entender, refleja un esfuerzo de comprensión histórico por parte de Maquiavelo, sobre las realidades políticas de la Italia del siglo XV y XVI. Ya que ésta, se encontraba totalmente dividida, tanto por motivos políticos, como por la corrupción y alianzas de todo tipo, que evitaban la unión de Italia.

Su tiempo histórico es real y corresponde al proceso de tránsito de la Europa medieval a los tiempos modernos, sobre cuyas bases surgió posteriormente el modelo capitalista de organización de la economía.

 

La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas, para enfrentar de manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.

 

La liberación de la individualidad en el Renacimiento contrastó con el estancamiento de la economía y de la persona, disuelta en el marco del grupo feudal. Durante el Feudalismo las artes, el pensamiento y el comercio alcanzaron un nivel de estancamiento extremo.

 

No toda Europa logro ser cobijada por ese movimiento espiritual y económico renovador.

El desarrollo de la ciencia permitió la libre investigación de los problemas humanos y de la naturaleza. La realidad se confronta a partir de la razón y de la experiencia concreta con el mundo, desmitificando el método escolástico. Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas reveladoras del nuevo espíritu burgués, caracterizado esencialmente por una mentalidad profana e inquisitiva para la cual, la realidad inmediata y sensible es la fuente del conocimiento.

 

Con ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir, que los valores y la moral tradicional, cimentados por la iglesia católica, no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en la Europa renacentista.

 

El poder, considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano, y el fenómeno político, visto como la expresión suprema de la existencia histórica que involucra todos los aspectos de la vida, es en mi humilde opinión, lo que impulso a Maquiavelo a escribir "El Príncipe".

 

El Renacimiento había dado inicio a la separación del poder eclesiástico del civil en el mundo, y las cuestiones religiosas quedaban restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia, sin temores o esperanzas de compensación espiritual en una vida ultraterrena.

 

El Estado también empezaba a concebirse como un poder civil, no ofrecido a los individuos por derecho divino sino por intereses económicos, de clases, o por ambiciones personales.

 

Fue esa gran mentalidad la que permitió la obra de Maquiavelo y de la que derivó su concepción del poder y de la política.

Maquiavelo no es ajeno a la moral. Y supo intuir antes que sus propios contemporáneos, que era imposible organizar un Estado en medio del derrumbe social, ardiente partidario de la libertad lo demostró con sus escritos.

 

"La experiencia muestra que las ciudades jamás han crecido en poder o en riqueza excepto cuando han sido libres", dijo Maquiavelo.

 

"El fin justifica los medios", no es una sentencia carente de moral y ética como han pretendido demostrar los críticos de Maquiavelo, sencillamente es una reflexión en la que reconoce que, de las mismas circunstancias que enfrenta "El Príncipe", él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante.

El éxito de un soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la dinámica inherente a ellas. Son las necesidades las que impondrán una respuesta. Y con ello, Maquiavelo demuestra, que los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él.

 

Para Maquiavelo los fines políticos eran inseparables del "bien común".

La moral, para el diplomático florentino, radica en los fines y la ley, constituye el núcleo organizador de la vida social. Todo lo que atenté contra el bien común debe ser rechazado y por ello "la astucia, la hábil ocultación de los designios, el uso de la fuerza y el engaño, adquieren categoría de medios lícitos, si los fines están guiados por el idea del bien común; noción que encierra la idea de patriotismo, por una parte, pero también las anticipaciones de la moderna razón de Estado".

 

Para Maquiavelo está claro que, a diferencia de los países europeos, en Italia no había sido posible construir el Estado-nación. El soberano que fuese a enfrentar este reto histórico, necesitaría de una suma de poder, que lo convirtiera en un monarca absoluto. Esa empresa, solo es posible si el gobernante dispuesto a llevarla a cabo, arma a los ciudadanos para liberar a su patria de las fuerzas extranjeras. Cumplida esta tarea, procurará ofrecer al pueblo leyes justas; y éste a su vez, asumirá la defensa y seguridad de la nación.

 

El interés de Maquiavelo se centra, a través de toda su obra, en la política como

"arte de conquistar el poder".

La política es, por tanto, el arte del príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el príncipe, en cuanto conquistador y dueño del poder, en cuanto encarnación del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda norma moral. Lo importante es, que tenga las condiciones naturales como para asegurar la conquista y posesión del poder,

"que sea astuto como la zorra, fuerte como el león"... ("El Príncipe" Cáp. VIII)

Dice Maquiavelo que, "el príncipe que quiere conservar el poder debe comprender bien que no le es posible observar, en todo, lo que hace mirar como virtuosos a los hombres, supuesto que a menudo para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de obrar contra su fe, contra las virtudes de la humanidad y caridad, y aún contra su religión"... ("El Príncipe" Cáp. XVIII).

 

Para Maquiavelo, la razón suprema no es, sino la razón de Estado.

El Estado (que identifica con el príncipe o gobernante), constituye un fin último, un fin en sí, no solo independiente sino también opuesto al orden moral y a los valores éticos, y situado de hecho, por encima de ellos, como instancia absoluta.

El bien supremo no es ya la virtud, la felicidad, la perfección de la propia naturaleza, el placer o cualquiera de las metas que los moralistas propusieron al hombre, sino la fuerza y el poder del Estado y de su personificación el príncipe o gobernante.

El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona humana en ningún caso, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.

 

El sentido de la vida y de la historia, no acaba para los hombres si ellos prosiguen en la tarea de perfeccionar la sociedad, sobre bases racionales que los trasciendan más allá del simple plano individualista o de atomización social en el que viven dentro de las sociedades contemporáneas de finales del siglo XX.

La permanente transformación de la política, como la soñó Maquiavelo, puede ser el camino para la humanización del poder y la sociedad.

 

 

6. Conclusiones.

 

Leer a Maquiavelo, es enfrentarnos al triunfo del espíritu renacentista sobre la religión, como también el lado más creador y sombrío de los hombres por obtener el poder, conservarlo y expandirlo en las justas proporciones que podamos gobernarlo y protegerlo, en la ardua e inconclusa tarea de manejar el poder ante la sociedad.

 

Si la política debía ser el arte de lo posible, para Maquiavelo, ello significaba que ésta debía de basarse en realidades. Las necesidades de cambio que él formuló, para su tiempo, fueron extraídas de su observación del mundo material y del estado de ánimo colectivo; pero, en "El Príncipe", también se encuentra la reivindicación del Estado moderno como articulador de las relaciones sociales y la necesidad de que los hombres vivan en libertad.

 

 

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