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La filosofía en la edad antigua: época helénica.






Aristóteles.

 

1. Vida.

 

Aristóteles (384-322) nació en Estagira (Tracia), en la Costa del Egeo,. Su padre era médico del Rey de Macedonia. Joven aún, se trasladó a Atenas, ingresando en la academia, donde recibió la enseñanza de Platón. Muerto éste, deja Aristóteles la academia y se instala en la isla de Lesbos. Llamado por Filipo, se traslada a la corte de Macedonia como preceptor de Alejandro Magno. Más tarde retorna Aristóteles a Atenas, donde funda el Liceo. Las lecciones dialogadas las solía dar las paseando con sus discípulos por el jardín del Liceo; de aquí que recibiera la escuela también el hombre de Peripato y se llame peripatética a la doctrina allí enseñada. Muerto Alejandro en 323, el partido nacional ateniense le obligó a salir de Atenas, retirándose Aristóteles a Calcis, donde murió, a los 62 años de edad.

 

 

2. Obras.

 

Aristóteles compuso numerosas obras, de las cuales se conservan muy pocas. Escribió primero, imitando a su maestro, numerosos diálogos, algunos de ellos estaban destinados a los lectores no pertenecientes al Liceo, y, por ello, se han llamado exotéricos.

Las obras que conservamos de Aristóteles, de estilo descuidado y con frecuencia incorrecto, fueron redactadas para uso de las clases del Liceo, o recopiladas de los apuntes recogidos por los alumnos.

 

Pueden clasificarse como sigue: obras de Aristóteles:

 

A. Obras de lógica.

B. Obras de física.

C. Obras de metafísica.

D. Obras de biología.

E. Obras de psicología.

F. Obras de moral.

G. Obras de retórica y de poética.

 

 

3. Los tres periodos del pensamiento aristotélico.

 

Aristóteles pasa por tres etapas en el desarrollo de su pensamiento filosófico:

 

A. En la primera etapa, la filosofía aristotélica está transida de platonismo. Se acentúa, inclusive, la tendencia mística de la filosofía platónica. Piensa Aristóteles que el mayor bien del hombre hubiese sido no haber nacido, fenómeno que se produce por la caída del alma en el mundo del devenir; después de éste, el mayor entre los alcanzables consiste en poder morir lo más pronto posible, pues esta posibilidad de lleva aparejada, con la vuelta del alma a su natural estado, la posesión plena de la sabiduría. Mientras tanto, el hombre debe esforzarse en el ejercicio de la razón, esto es, filosofar, amar y perseguir la sabiduría, preparar el retorno del alma a los lugares celestes.

 

B. La segunda etapa del pensamiento aristotélico es ya de transición. Está presentada por el diálogo "Sobre la filosofía" o "Del bien", que contenía una historia del pensamiento filosófico, una crítica de la teoría de las ideas de Platón y una especie de teología de los astros. La filosofía se convierte ahora en teología.

 

C. Llegamos a la etapa definitiva del pensamiento aristotélico. A la platónica separación entre las ideas y las cosas opone Aristóteles la exigencia socrática de su unidad. Sócrates había buscado conceptos y ensayado definiciones. Con ello intentaba dar razón a las cosas. Por tanto, las esencias universales y permanentes, aprisionadas por los conceptos, debían encontrarse en las cosas mismas y no separadas en un mundo aparte. Pero si las esencias (objeto de nuestra inquisición racional) se hallan involucradas en las cosas del mundo (objeto de nuestra experiencia ordinaria), se hace preciso plegar las alas de la dialéctica para acomodarse más a la realidad. El principio fundamental del platonismo se invierte. Ya no será la idea quien rige las determinaciones entitativas de las cosas; serán estas quienes rigen y determinan las peculiaridades de nuestras ideas. El mundo sensible comienza a revalorizarse, perdiendo su carácter gregario y decaído y adquiriendo propiedad de autenticidad como lugar de alojamiento de la realidad inteligible. Con ello la filosofía deja de ser noesis de las ideas y preparación para la muerte, y se convertirá en la ciencia de todos los seres por sus causas últimas y sus primeros principios.

 

 

4. Las tres formas de conocimiento.

 

Aristóteles distingue tres formas diferentes en el conocimiento: experiencia, ciencia e inteligencia.

 

A. La experiencia (empeiria) es el conocimiento de las cosas concretas en sus características singulares. Ligada a la experiencia, aunque bajo algún respecto superior, sin alcanzar, el grado del conocimiento científico, se halla el arte o técnica, en el sentido original de estas palabras: es un saber de los medios para realizar algo. El conocimiento técnico se dirige también a lo concreto y singular, y por eso es inseparable de la experiencia, bien que, en cierto sentido, la dómine y supere, abierto como está a ciertas normas generales.

 

B. La ciencia (episteme) es el conocimiento de las cosas por sus causas y principios. Supera el grado del saber puramente mostrativo para hacerse conocimiento demostrativo. La ciencia es, el saber demostrativo de las cosas. Por ciencia conocemos por qué las cosas son lo que son. En toda demostración debe haber principios en que la demostración se apoya y conclusión a la que la demostración llega. La demostración, pues, supone que hay principios indemostrables. Siendo la ciencia un saber demostrativo, versará formalmente sobre las conclusiones, no sobre los principios.

 

C. La inteligencia (nous) es, precisamente, el saber de los principios. La inteligencia de los principios viene postulada para Aristóteles por la existencia misma de la ciencia. Siendo, en efecto, la ciencia (viene a decir en un texto celebre) una concepción de lo universal y de lo necesario obtenida por demostración y exigiendo toda demostración principios en que apoyarse, resulta que no puede haber ciencia de los principios. Y siendo necesario el conocimiento de los mismos, pues, de lo contrario, perecería la certeza de las conclusiones, y no pudiendo tenerse tampoco por experiencia, siguiese que se tiene inteligencia de los principios del saber.

 

 

5. Los tres géneros de ciencias.

 

Aristóteles clasifica las ciencias en tres géneros: teoréticas, prácticas y poéticas. Esta clasificación está basada en un criterio de finalidad. La actividad cognoscitiva orientada al simple conocer o especular da lugar a las ciencias teoréticas; orientada al obrar, a la dirección de la conducta, da origen a la ciencias prácticas; orientada al hacer, al fabricar o producir, constituye las ciencias poéticas. También puede decirse que los tres géneros de ciencias se distinguen por la diferente actividad en que se asientan. Cuando la actividad cognoscitiva consiste en la contemplación, la ciencia es teorética; si radica en la acción, la ciencia es práctica, y si consiste en la producción o creación, la ciencia es poética.

 

A. Las ciencias teoréticas son clasificadas por Aristóteles en tres especies: física, matemática y filosofía primera o metafísica, según habría de llamársele más tarde. El criterio de la división es ahora el grado de inteligibilidad o de abstracción de los respectivos objetos. La física está situada en el primer grado de inteligibilidad y tiene por objeto las cualidades sensibles de los cuerpos, abstracción hecha de sus caracteres singulares. A ella se asimilan la biología y la psicología. La matemática está colocada en segundo grado de inteligibilidad y tiene por objeto la cantidad como tal, abstraída de las cualidades sensibles. La metafísica se mueve en el tercer grado de inteligibilidad y tiene por objeto el ser en cuanto ser, abstracción hecha de la cantidad.

 

B. En la ciencia práctica pone Aristóteles la ética, dividida, en tres partes: la monástica o ética propiamente dicha, la económica y la política. El criterio para la clasificación se asienta en la consideración del peculiar obrar del individuo, la familia y la sociedad civil o política.

 

C. Las ciencias poéticas comprenden las artes en general, tanto bellas como útiles. Aristóteles se refiere con preferencia a dos: la poesía y la retórica.

A las seis ciencias enumeradas debe agregarse la lógica, disciplina que Aristóteles no catalogó entre las ciencias, no obstante, constituyen su más original creación, denominada en el seno de su escuela como organon.

 

 

6. La lógica.

 

La lógica aristotélica comprende, propiamente, tres partes: la definición, que versa sobre las ciencias conceptuales; el juicio, y el razonamiento. Aristóteles ha estudiado casi exhaustivamente el razonamiento como un instrumento de la demostración. El razonamiento puede ser de dos clases: la deducción y la inducción. La deducción es un procedimiento demostrativo que, partiendo de premisas generales, nos lleva a una conclusión particular. El razonamiento deductivo categórico se expresan con el silogismo, compuesto de dos premisas, mayor y menor, ligadas por un término medio, y una conclusión. Aristóteles estudia con toda penetración los elementos materiales del silogismo (proposiciones y términos) y analiza su elemento formal, estableciendo las leyes silogísticas, las figuras y los modos.

 

La inducción aristotélica se llama completa, porque en la premisa mayor están incluidos todos los casos particulares que se supo sumen después en la conclusión. En esto se diferencia hondamente de la inducción socrática y de la incompleta o científica, mal llamada baconiana.

 

La lógica aristotélica se ocupa también de las argumentaciones dialécticas y sofisticadas, así como de otra multitud de problemas, como la comprensión y extensión lógicas, la clasificación de los juicios y de las proposiciones, con su oposición, conversión y equivalencia, las categorías, etc.

 

 

7. La metafísica.

 

A. Definición.

Aristóteles llama a la metafísica filosofía primera, y la define como el estudio del ente en cuanto ente. La llama también ciencia divina, es decir, teología, por la doble razón de que Dios es objeto de ella y el conocimiento metafísico es propio de Dios. La define también como ciencia de la sustancia. Estas tres acepciones de la metafísica no atentan a la unidad de la filosofía primera. La metafísica es la ciencia del ente en cuanto ente, de Dios y de la sustancia.

 

B. Potencia y acto.

Los presocráticos enfocaron el problema filosófico desde el punto de vista del cambio. Y llegaron a soluciones contrapuestas y exclusivistas. Mientras Parménides tenía que negar el movimiento, Heráclito terminaba por afirmar que sólo el movimiento existía. Los atomistas no pudieron conciliar satisfactoriamente estas dos posiciones contrapuestas. Ni siquiera Platón logra una solución válida. Aristóteles, en vez de fijarse en el cambio de la realidad, se fija en la realidad que cambia. Sólo así pudo descubrir entre el ser y el no ser un término medio: el poder ser. Cada ser que es ya, puede ser otra cosa que todavía no es. Propiamente, pues, ahí en cada cosa un ser ya y un no ser todavía. Al ser ya lo llama Aristóteles acto, y al no ser todavía, potencia. La explicación del movimiento es entonces muy clara:

...cambiar es pasar de la potencia al acto.

 

C. Materia y forma.

Paralelamente a la distinción de potencia y acto, pone Aristóteles como constitutivos de las cosas la materia y la forma. La materia es pura posibilidad, potencia, principio indeterminado del ser. La forma es la actualidad del ser, el principio determinante. Aristóteles distingue entre materia prima y materia segunda, y entre forma sustancial y formas accidentales.

 

D. La sustancia.

La sustancia realiza el sentido fundamental del ser. Sustancia, en primer lugar, significa lo que está debajo, lo que es sujeto. La sustancia, en este sentido, es sujeto, soporte de los accidentes. En un sentido más profundo, sustancia es lo que existe en sí y no en otro. Distingue dos clases de sustancia: la sustancia primera y la sustancia segunda. La primera es el individuo. La segunda es el universal.

 

E. Los cuatro modos de ser.

Según Aristóteles,

...el ser se dice de muchas maneras.

Con esta frase ha expresado el estagirita el genial descubrimiento de la analogía del ente. Aristóteles enumera cuatro modos del ser: el ser per se y el ser per accidens; el ser según las categorías; el ser según lo verdadero y lo falso; el ser según la potencia y el acto.

El ser per se es la esencia; el ser per accidens, el accidente. Para Andrés, ser hombre es ser por esencia; ser músico, es ser por accidente. El ser esencial puede, a su vez, decirse de varias maneras. Cada una de estas maneras es un predicamento o categoría. Las categorías dividen al ente en diez modos: sustancia, cantidad, cualidad, relación, acción, pasión, lugar, tiempo y hábito. Los nueve últimos son accidentes. Cuando Aristóteles habla del modo de ser según lo verdadero y lo falso, no se refiere a la verdad o falsedad lógicas, que se dan únicamente en los juicios, sino a la verdad del ser. La verdad y la falsedad son, entonces, modos del ser. Así puede decirse un verdadero cuchillo o un € falso. Un ser se dice verdadero cuando manifiesta, es decir, descubre, desvela el ser que tiene. Se dice falso cuando muestra un ser distinto del suyo. Verdad es, pues, la patencia del ser que es; falsedad es la patencia de el ser que no es.

 

F. El movimiento.

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho sobre la potencia y el acto, se hace fácilmente inteligible la explicación aristotélica del movimiento. Moverse es llegar a ser lo que se puede ser y que no se es todavía, o dejar de ser lo que se es ya. Hay en todo movimiento dos términos: el principio y el fin, y un sujeto que pasa de uno a otro. El principio de movimiento es el sujeto en potencia; el fin, el sujeto en acto. En el movimiento se da, pues, el tránsito de uno a otro. Pero el tránsito de la potencia a acto no se puede verificar más que por un ser ya en acto. De aquí que todo lo que se mueve, se mueve por otro. Hay cuatro clases de movimientos: local, cuantitativo (aumento y disminución), cualitativos (alteración) y sustancial (generación y corrupción). El movimiento se explica también en función de la retórica de la materia y la forma. La forma cambia; la materia permanece a través de todos los cambios. La materia es eterna, y el movimiento, también. El movimiento no es una realidad originaria como la materia. Siendo la materia de por sí inerte, el movimiento exige siempre un motor.

 

G. Las causas.

Aristóteles distingue cuatro causas del ser: material, formal, eficiente y final. Las dos primeras son causas intrínsecas, constitutivas. Las dos últimas son extrínsecas y explican el devenir. De la causa material depende la individualidad del ser; de la formal, la especificidad; de la eficiente, sus cambios, y del fin, su ordenación. La materia, en efecto, es aquello de que algo está hecho; la forma, lo que hace que una cosa sea lo que es; la causa eficiente produce la cosa haciéndola pasar de la potencia al acto; la final es aquello por lo cual una cosa se hace.

 

 

H. El primer motor.

Todo cuerpo en movimiento necesita de un motor. Si este motor es, a su vez, móvil necesita de otro. En esta serie de motores y movidos es imposible llegar hasta el infinito. Si no hubiera un primer motor no habría tampoco movimiento. Existe, pues, un primer motor, que tiene que ser inmóvil, para no necesitar ser promovido para obrar. Este motor inmóvil es... El Dios aristotélico obra, como el amor, por atracción: es el fin de todos los movimientos. Pero esto mismo implica que no tenga potencia, que sea acto puro, forma sin materia. A de realizar en sí la plenitud del ser. Le convendrá el más alto grado de ser, es decir, el pensamiento. No necesitando de objeto distinto de si para pensar, éste será el pensamiento que se piense así mismo, noesis noeseos noesis.

 

 

8. La psicología.

 

Aristóteles estudia la psicología como un capítulo de la física. La psicología es el estudio de los seres vivos. El principio de la vida es el alma. Habrá tantas especies de almas cuántos tipos de vida. Paralelamente a los tres tipos de seres vivientes distinguirá, tres almas: el alma vegetativa de las plantas, que verifica funciones de nutrición y reproducción; el alma sensitiva de los animales, que realiza, además, la sensibilidad, la apetibilidad y la locomoción; y el alma racional del hombre, que verifica también el razonamiento y la volición. En el hombre no hay tres almas, como enseña la Platón, sino una sola: la intelectiva, que verifica su función propia y asume las funciones sensitivas y vegetativas. El hombre es un compuesto sustancial de cuerpo y alma.

 

Aristóteles estudia detenidamente las funciones sensitivas irracionales; rechaza las ideas innatas y la reminiscencia platónica, concibiendo el alma como una tabla rasa. Todos los conocimientos, pues, son adquiridos. El punto de partida conocimiento es la experiencia, la sensación. La función de la sensibilidad se lleva a cabo por los sentidos externos y los internos. Su más alta expresión son las imágenes o fantasmas, que proporciona la materia para el conocimiento intelectual. Estas imágenes han de ser elaboradas mediante la función abstractiva y generalizadora del intelecto agente. Producida esta elaboración, son recibidas en el entendimiento pasivo.

 

 

9. La ética.

 

La ética de Aristóteles es un estudio del bien humano moral. Para todos los hombres, el bien consiste en la felicidad. Más no todos aciertan la esencia de la felicidad. Algunos han creído que la felicidad radica en el placer. Lo original de Aristóteles consiste en haber puesto de manifiesto que el placer no constituye la esencia de la felicidad, sino que es un efecto concomitante de ella. Tampoco la felicidad consiste, como creen otros, en la virtud. La felicidad propiamente habrá de consistir en el ejercicio de la potencia más noble del hombre. Y siendo ésta en entendimiento, resultará, que la felicidad consiste en la vida teorética, en la contemplación intelectual. Contra Sócrates y Platón, establece que la virtud no consiste en el mero ejercicio de la potencia racional. La virtud es un hábito de obrar el bien, dirigido por la razón, pero ha adquirido por el esfuerzo de la voluntad toda virtud tiene un carácter de término medio entre los excesos igualmente viciosos; el valor, por ejemplo, es el término medio entre la cobardía y la temeridad.

Aristóteles distingue dos grupos de virtudes: las éticas o de la vida activa y las dianoéticas o de la vida teorética.

 

 

10. La política.

 

Aristóteles se ocupó detenidamente de los problemas políticos y sociales. El hombre, dice, es un animal social y político. Lejos de las especulaciones utópicas de Platón, y ateniéndose a su en sentido, establece como fundamento de toda sociedad política la familia y la propiedad. Fiel a su concepción de los posibles tipos de vida, llegó a aceptar la existencia de esclavos en la sociedad dedicados a los trabajos inferiores. Respecto a las formas de gobierno, distingue las justas o puras de las injustas o degeneradas. Las formas justas persiguen el bien común, y son tres: la monarquía, la aristocracia y la democracia. Las injustas sacrifican el bien común y persiguen el bien particular del gobernante. Son también tres: la tiranía, la oligarquía y la demagogia.

 

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