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Carta al Tribunal de Sabios.

Carta al Tribunal de Sabios.

 

Nada hay nada más triste que la sordera y la ceguera intencionada.

 

La tristeza que me embarga no es producto de un fracaso ni de un berrinche por no obtener lo esperado, sino el resultado de un debate interno que no consigue comprender como un tribunal de “sabios” nos demuestra que la falta de sabiduría les brinda el poder de decidir quien puede o no demostrar en la práctica lo que sabe, y cuando digo en la práctica me refiero a la verdadera enseñanza y no a un simulacro que mal que nos pese puede por muchas razones no ser justamente valorado. En cualquier parte del mundo, o por lo menos en muchas, aquél que demuestra tener ideas innovadoras es catapultado a los mas altos honores,  por qué aquí no?

 

Curioso comité éste de jueces-sabios que solo esperan oír lo que ya saben o por decirlo en forma coloquial: sota, caballo y rey; rechazando por tanto y de manera tajante todo lo que no sea estrictamente igual.

 

Aquí quedan eliminados por su propio peso de la categoría de sabios, ya únicamente solo les queda poder ser jueces, ahora sin juicio que los respalde se colocan aquellas orejas de burro que tan sabiamente supo ver y caricaturizar ese gran maestro que fue Francisco de Goya y Lucientes que entre 1797 y 1799 dibujó y grabó al aguafuerte la primera de sus grandes series de grabados, Los caprichos, donde con profunda ironía, satiriza los defectos sociales y las supersticiones de la época.

 

Que triste estar regidos por mentes tan miedosas, dónde irán  esos alumnos con tan vaga responsabilidad desde sus docentes?

 

Cuantas cuestiones pagaría por poder decirles a la cara todo el daño que hacen a la evolución de la educación, cuanto tiempo perdido por falta de valentía.

 

No se si podrán mirar realmente a alguien a la cara y decir, hicimos lo correcto?

 

Aún recuerdo unos de los primeros consejos que me dio un gran profesor e investigador al que tuve la suerte de tener por maestro y amigo, como si fuera hoy me vienen las palabras de Antonio San Juan cuando ante mi pregunta sobre un buen consejo para ser profesor el me dijo que su máxima como docente era la siguiente: “...equivócate siempre ante un alumno aprobándolo y nunca suspendiéndolo...” “...sí esta ahí es porque tiene un interés y puede que éste haya tenido un mal día, un mal año, o incluso un mal lustro, pero quien eres tú para cortarle la posibilidad de demostrar algún día que realmente servia para ello...si lo suspendes le quitas en principio el mecanismo de demostrarlo...y quién eres tú para hacer esto?...”

 

Estas sabias palabras me han acompañado a lo largo de mi carrera como docente y en mi vida, además les he añadido “...preocúpate antes de lo que les pasa, escucha, y después dicta clase...”. Los resultados siempre fueron satisfactorios.

 

Creo que esto último resume lo que siento. Siento no haberme encontrado con un verdadero comité de sabios, aunque pensaba que lo estaba.

 

Salud.

 

 

PD: A mis alumnos y amigos “...piensa lo que otros no pueden pensar...” “...hacer y reflexionar sobre lo que se hace es hacer filosofía...”

 

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